Propósito antes que diseño

Generalmente destruir y explotar suele ser lo más rentable. En una economía competitiva y sin regulaciones efectivas, las prácticas más rentables se convierten en lo normal, y las consecuencias no importan mucho. Lucrarse de actividades que causan daños graves a la sociedad, en la mayoría de los casos es totalmente legal.

Evitar que nuestras habilidades y horas de trabajo estén al servicio de propósitos perjudiciales para la comunidad, o que van en contravía de nuestros intereses como ciudadanos, no es fácil, pero si se tiene la intención se puede avanzar. Nada nos impide que busquemos trabajar con equipos de personas que aporten productos o ideas que podamos recomendar personalmente. Empresas que excluyan la explotación de humanos y animales de sus modelos de negocio, ofrezcan beneficios reales a sus consumidores o audiencias, y sigan procesos sostenibles.

El diseño es un recurso para alcanzar objetivos. Nunca va a ser más importante que su propósito, o la realidad que está ayudando a crear. Los diseñadores estamos particularmente bien entrenados para no caer en historias engañosas, porque podemos ver las estrategias detrás de la imagen. Además la información sobre prácticas reprochables que siguen sistemáticamente la mayoría de empresas grandes, está disponible y proviene de fuentes confiables. En algún momento de nuestras carreras tenemos que decidir entre dedicar nuestro tiempo y habilidad a representar marcas de empresas con alta notoriedad, pero impactos negativos considerables; o buscar otro tipo de clientes y proyectos.

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